Centro
de Estudios Espinosa Yglesias
Ciudad
de México, 21
de
abril de 2020. Tendencias Libres (Redacción).-
México enfrenta una amenaza histórica. En muy poco tiempo, los
efectos de la pandemia de coronavirus (COVID-19) pueden sumir en la
pobreza a otros 21 millones de mexicanos. Lo anterior se traduciría
en que más de 82 millones de personas en el país carecerían del
ingreso necesario para alcanzar un mínimo de bienestar. El escenario
anterior es más que posible —y podría ser peor— si se repiten
las secuelas de la crisis financiera que asoló a la nación en 1994.
En cuanto a la pobreza por ingresos, el reloj de la historia
retrocedería casi un cuarto de siglo. El legado, no solo de la
crisis, sino de quienes tomen decisiones, sería un México en la
ruina social.
Países
de la región han reconocido el desafío y se han puesto a la altura
del reto que definirá una época. Chile dedicará recursos
equivalentes a 4.7 % de su PIB, Brasil 2.2 %, Perú 2.1 %, Argentina
1.5 % y Colombia 1.3 %. Costa Rica declarará moratoria al pago de
impuestos, y Cuba subsidiará a los trabajadores que enfermen.
Ecuador aplazará tres meses el cobro de las cuotas de la seguridad
social, Guatemala ya autorizó subsidios focalizados a la población
pobre, y Venezuela creará un bono especial, según su registro de
condiciones sociales.
Estos
y otros países hacen esfuerzos extraordinarios, pese a las distintas
vicisitudes económicas que arrastraban antes de la emergencia. La
crisis actual y prevista demanda acciones inmediatas y radicales,
pero, al mismo tiempo, fundamentadas y responsables. No hay lugar
para la inacción. Ante una situación económica inédita, el Estado
debe ir más allá de la ortodoxia monetaria y fiscal que prevalece
hoy.
El
presente documento plantea el panorama —aún en evolución— del
momento económico que vive México a raíz de la pandemia de
COVID-19. Su objetivo es hacer propuestas para que, una vez
minimizada la pérdida de vidas, se eviten la pérdida de empleos, y
la quiebra de empresas.
El
distanciamiento social, si bien necesario, no resuelve las carencias
del Sistema de Salud. Ante el riesgo de secuelas mayores para la vida
y la economía de las actuales y las futuras generaciones, se deben
asumir grandes responsabilidades. Los tiempos exigen considerar
propuestas informadas y generar su debate público, por lo que
exponemos lo siguiente:
1.
El 29 de febrero de 2020, México formó parte de los 62 países con
casos de COVID-
19.
Para el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró la
pandemia. La primera muerte en México ocurrió el 18 de marzo. Al
día 20, había 176 países con casos confirmados.
2.
La pandemia ejerce presión sobre los servicios de salud. Se estima
que entre el 70 y 80 % de la población puede infectarse, y que entre
un 15 y 20 % puede requerir hospitalización. La tasa de mortalidad
ha fluctuado alrededor del 4 % de los casos confirmados.
3.
Para reducir la presión sobre los servicios de salud y evitar su
colapso, se han seguido estrategias de distanciamiento social y de
confinamiento. Esto ha provocado que la actividad económica de
ciertos sectores se detenga en gran parte del mundo.
4.
Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia serán de
magnitudes significativas. Para 2020, las estimaciones preliminares
señalan un impacto mundial que va desde una desaceleración
económica a la mitad (OCDE), hasta una recesión. Para los Estados
Unidos, se anticipa una contracción anual igual o mayor a la de
2009, que fue de 2.5 %. Lo anterior se da en un contexto de caída
del precio del petróleo a un tercio de lo que llegó a cotizarse a
inicios del año.
5.
Los países avanzados han anunciado medidas de política monetaria.
Por ejemplo, la Reserva Federal norteamericana redujo abruptamente a
cero la tasa de referencia. Asimismo, en Estados Unidos, ya se
implementa una relajación monetaria con la compra de instrumentos
públicos y privados para inyectar 500 mil millones de dólares y así
dotar de liquidez a los mercados financieros.
6.
Por el lado fiscal, los gobiernos de Alemania y Dinamarca se han
comprometido, bajo condición de no despidos, a pagar parte de los
salarios de los trabajadores de las empresas privadas. En Estados
Unidos, por su parte, se aprobó un paquete de estímulos de 2
billones (trillions) de dólares. De estos, resaltan 367 mil millones
para préstamos a pequeñas empresas y negocios, 150 mil millones
para gobiernos locales y estatales, y 130 mil millones para
hospitales. En cuanto a las transferencias directas, se aprobó un
cheque de una sola vez por 1200 dólares para todos los
norteamericanos
que ganan menos de 75 mil dólares al año. Asimismo, y en varios
países, las empresas han anunciado créditos blandos para
sobrellevar la crisis.
7.
Para México, los pronósticos de varias instituciones del sector
financiero son de una contracción del PIB que varía de 1.6 % hasta
7 %, con un promedio de 3.4 %. Con dicho promedio, el decrecimiento
del ingreso per cápita sería de 4.5 %. Además, dada la estructura
factorial identificada por INEGI, se espera una reducción del total
de las remuneraciones a asalariados, formales e informales, de 1 %
del PIB.
8.
Lo anterior se combina con una caída de alrededor de 60 % en el
precio internacional de la mezcla mexicana de petróleo y de 70 % en
el de la gasolina. Además, el peso ha llegado a sufrir una
depreciación frente al dólar de alrededor de 30 %. Esto representa,
potencialmente, un efecto por demás negativo sobre las finanzas
públicas, a lo que se suma una tendencia incierta de la inflación y
la baja de la calificación crediticia de la deuda soberana.
9.
Por su parte, las autoridades monetarias y el gobierno mexicano han
anunciado acciones coherentes a nivel macroeconómico. En política
monetaria, el Banco de México redujo 50 puntos base la tasa de
referencia y amplió en 2000 millones las subastas de dólares para
tratar de estabilizar el mercado cambiario. En cuanto a la política
fiscal, la Cámara de Diputados aprobó eliminar el superávit
primario de 0.7 % del PIB para ampliar el gasto público. Además, el
gobierno federal adelantó partidas de gasto —en especial al sector
salud— y transferencias de ingreso. También se anunció un esquema
de un millón de créditos a pequeñas y medianas empresas por un
total de 25 mil millones de pesos.
10.
A pesar de las acciones fiscales antes descritas, estas aún son
limitadas. El esquema de instrumentación no ha sido lo
suficientemente claro como para que de hecho alivie a quienes más
resentirán los estragos: las micro, pequeñas y medianas empresas
(cerca de 4 millones de unidades económicas) y las 61 millones de
personas bajo la línea de pobreza por ingresos. Resultarán
particularmente afectadas las actividades ligadas al turismo, a la
construcción, al sector financiero, y al sector minorista.
Ante este panorama, es necesario que el gobierno federal presente un
plan económico integral de emergencia para mitigar la crisis. Este
debe considerar los siguientes elementos:
- Duración de la crisis
- Es factible una recuperación gradual de la economía en 2021, y regresar a los niveles de crecimiento previstos originalmente para 2020 (1 %).
- Paquete de medidas
En el marco de la economía, un menú posible y no limitativo, que se
caracteriza por su dualidad «formalidad-informalidad»,
sería:
Para el Sistema de Salud
- Reasignación de recursos para medidas preventivas de contagio, tanto en las entidades federativas del país con mayor población potencialmente vulnerable, dadas sus desventajas de salud (entre las que se encuentran el Estado de México, la Ciudad de México y Jalisco), como en las que presentan varios indicadores de debilidad de su Sistema de Salud (entre las que destacan Chiapas, Michoacán y el Estado de México).
- Fortalecimiento presupuestal de unidades de cuidado intensivo, personal médico y camas de hospital, en especial, para los estados que presentan bajo número por cada mil habitantes. Tal es el caso de Chiapas, Michoacán y el Estado de México.
Para el mercado informal
- Ampliación temporal de programas de transferencias en efectivo con el fin de atender las necesidades de quienes se encuentran en mayor desventaja.
- Ampliación de créditos a la palabra, mismos que serían repagados a mayores plazos y en mejores condiciones al regularizarse las actividades.
- Programa de empleo local de emergencia, particularmente en zonas rurales, para proporcionar ingresos ante un mercado laboral deprimido y para colaborar en la mejora del Sistema de Salud.
Para el mercado formal
- Créditos fiscales y del IMSS a las empresas, condicionados a preservación de empleo por al menos 6 meses.
- Subsidios temporales a empresas formales con problemas directamente asociados con la pandemia para evitar el cierre de su actividad.
- Transferencias monetarias a los trabajadores desempleados.
- Subsidio fiscal único, inmediato y de monto fijo, y tregua fiscal por un año a personas físicas.
- Créditos blandos de la Banca de Desarrollo a Mipymes.
- Esquemas voluntarios de renegociación de deuda con requisitos mínimos establecidos por las autoridades. El sistema financiero debe ofrecerlos a sus clientes.
- Recursos requeridos
- El monto de los recursos necesarios para la recuperación es aún incierto. No obstante, se debe usar el espacio que existe de endeudamiento público, mismo que, actualmente, se estima que es factible en 2.2 % del PIB.3
- Recursos adicionales podrían provenir del remanente de Banco de México. Esta medida podría complementarse con un permiso temporal del Congreso de la Unión para que el Banco de México pueda comprar títulos de deuda del sector privado no financiero.
- Mecanismos de implementación
Bajo
la coordinación o control de la SHCP:
- Instituciones participantes: Secretaría del Bienestar, SEP, STPS, SE, SAT, IMSS, CONSAR, Banco de México, Banca de Desarrollo y banca privada.
- Instrumentos de asignación de recursos: unificación de padrones de beneficiarios y programas sociales, registro de contribuyentes, registro del IMSS y buró de crédito.
- Participación coordinada de las autoridades de las entidades federativas y los municipios.
Una vez superada la crisis sanitaria y económica, es indispensable y
urgente implementar una reforma hacendaria, no solo para reponer los
recursos utilizados, sino también para alcanzar una seguridad social
universal, unificada y de calidad.
La
crisis actual representa un gran reto para el país; sin embargo,
también brinda la posibilidad de una gran transformación para
construir el legado de un México con menos pobreza y con mayor
igualdad de oportunidades.
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